-Es absurdo, no puedo creer que haya acabado metida en esta pesadilla. ¿Nunca te has dicho que hay cosas que jamás podrán pasarte a ti? Pues resulta que ahora en mi familia tenemos esta movida, justo lo que no me podía pasar a mí.
No hay nada que pueda decir en este momento. Así que me limito a escucharla, mientras trato de conducirla bajo la sombra de un árbol. Ella se deja llevar.
-¿Qué debo hacer? No puedo vivir así, tengo que largarme.
Tiene razón. Debe irse. Tal vez no sea una persona práctica, y si lo fuera a lo mejor tendría mogollón de paranoias. Lo cierto es que en esta situación no puede ser feliz.