La vida puede ser una genial montaña rusa que no puede parar de subir. Pero uno nunca se tiene que bajar la guardia, en cualquier momento puedes experimentar la caída libre más descomunal sin apenas darte cuenta.
Por eso no me gusta presumir de éxitos ni lamentarme de mis fracasos, pues en una chispa de segundo ambos se pueden cambiar los papeles sin previo aviso.