Soy un ser humano. Mitad cuerpo, mitad alma, según Descartes. Me aburro, y cuando me aburro, pienso. Y cuando me da por pensar a veces sería mejor que me lanzaras por una ventana. Pienso en lo cruel de la vida, pero también en lo bello y lo valiente. Pienso en todas las cosas que quiero y me quedan por hacer a mis 19 años, pero no pienso en todas aquellas que son increíbles y las que he hecho sin querer. Pienso en que soy un desastre para ciertas cosas, pero no me percato de que soy asquerosamente ordenada y organizada para otras. Pienso en que soy la persona más descomunal y sublimemente torpe que podrás encontrar, me tropiezo con las simples rayas de las baldosas; pero no me doy cuenta de que todo aquello que me propongo, tarde o temprano lo consigo. Pienso también que tengo muchísimos defectos (el más grande puede ser mi gran pesimismo), pero puedo decirte con certeza que tengo una fuerza de voluntad que sorprende.
Pensar pienso mucho, razón y corazón no siempre están de acuerdo. También me ha dado por pensar que debería cambiar muchos aspectos de mí, a veces incluso me paro a pensar de lo absurda que puede parecer a veces mi personalidad. Pero luego, pensando más todavía me digo: ''Quiérete un poquito, anda... ¿Y para qué quieres cambiar, teniendo dos piernas para caminar y dos pulmones para respirar?''