miércoles, 11 de septiembre de 2013

Realmente, últimamente nadie está para nadie. Parece que, además de la burbuja de crisis y precariedad económica que nos envuelve, un profundo sentimiento de egoísmo marca la frente de cada uno de nosotros.
¿Por qué escribo esto? Pues, lo cierto es que llevaba tiempo queriendo retomar mi perfil de bloggera, pero con la carrera y los cambios que han acechado mi vida en el día a día de este último año se me ha hecho prácticamente imposible.
Es increíble cómo cada año de la etapa de la adolescencia, cambia drásticamente el entorno en el que nos envolvemos. Y cómo, tristemente, se olvidan rápidamente recuerdos y personas. Esto me lleva al convencimiento de que nadie permanece siempre en nuestras vidas, habiendo de todo en este aspecto. Hay personas que se autoconvencen de que estará siempre 'para lo que necesitemos', y con ese autoconvencimiento nos consiguen convencer a nosotros. Otras directamente pasan, se conforman con conocer a gente que quién sabe si recordarán algún día, disfrutar del momento y grabarse a fuego en la piel el carpe diem. Personas a las que, sinceramente, envidio de la forma más sana posible.
Y luego están las personas como yo, que intentan guardar un momento especial con cada persona, y no olvidarlo jamás. Esto también implica 'intentar' mantener el contacto, cosa que la mayoría de los casos no es recíproca por la otra parte, o no perder el lazo que algún día nos unió con personas increíbles.
Pero la parte triste, es que las personas como yo somos las peores en este aspecto. Pues, los lazos con el tiempo al final se desgastan y se rompen, hasta que al final queda un pequeño recuerdo en la mente de unos, y uno muy bonito e intenso en la de otros. Recuerdos que finalmente quedan en una camiseta con dedicatorias, un álbum de fotos, un libro llamado memory book, por no hablar de facebook o twitter.
Por suerte, esos recuerdos son materiales y siempre estarán en alguna parte conservados con el tiempo. Ojalá al resto que quedan en nuestra memoria les pasará lo mismo, pero el tiempo y las enfermedades como el Alzheimer se los llevarán, queramos o no. Y al fin y al cabo, es que nadie es permanece para siempre en nuestras vidas, ni nadie es para siempre.