martes, 13 de septiembre de 2011

Hoy es 13 de septiembre de 2011. Último día de verano. No me puedo creer que ya hayan pasado 3 meses desde aquel último viernes del curso, día 16 de junio, cuando a las 10 de la mañana ya había terminado de hacer el examen final de Biología tipo test. Recuerdo con tantísima nostalgia esa felicidad inmunda que me inundaba en esos momentos, salí por la puerta del insituto y empecé a correr de un lado a otro, a saltar... Iba derecha a mi casa a ponerme el bikini, con pensamientos de no quitármelo en todo el verano. Esa noche tuve fiesta de pijamas, nos dormimos a las 7 a.m. Al día siguiente, fiesta ibicenca, y al siguiente, hogueras. Tantas noches de fiesta, risas y música. Mañanas piscineras, tardes de fotos, playas organizadas en horas previas, viernes en el golf con los tacones llenos de tierra, pero algún que otro bailoteo, cenas fuera de casa casi todos los días, Londres, la bici, siestas interminables antes de salir, helados y chocolate, escribir cada segundo en twitter, de la cama al sofá, del sofá a series yonkies, de series yonkies a la calle, de la calle al sofá, y del sofá a la cama. La buena vida por la que te partes los cuernos en invierno, para vivir tu momento en verano, y que cuando llegue septiembre no te acuerdes de cómo se coge el bolíografo. Mañana toca volver a clase. Este curso va a ser duro, pero siempre hay que buscar motivaciones, hivernales, claro. Pero lo mejor de todo es que cuando estés estudiando en invierno, tardes de lunes a domingo interminables, te acordarás de todas esas tardes perfectas, ese sol y esos bailes en verano. Solo me queda decir que el año que viene más y mejor.